Cáritas de Bergantiños, con 60 nuevas familias, desbordada por la demanda de alimentos

por parroquiacarballo
  • Son, en su mayoría, pequeños autónomos que hasta que se decretó el estado de alarma no precisaban de ayuda humanitaria

Octubre de 2009. La crisis económica azotaba con toda su crudeza en el mercado laboral de la Costa da Morte. Cada mes se perdía una media de cien empleos y los centros de Cáritas apenas daban abasto con tanta carga de trabajo. Ropa, alimentos, ayuda psicológica, pagos de recibos de agua, luz y alquileres de piso… En Carballo, había colas para recoger bolsas con comida en Cáritas Interparroquial Bergantiños. Algunos días la hilera llegaba a la entrada principal, por la rúa Martín Herrera. Eran tiempos duros, con unas 400 familias usuarias de Carballo y Coristanco (en la actualidad hay que sumar las parroquias larachesas de Soutullo, Montemaior y Golmar).

Con el transcurso de los años, la economía se fue reactivando, eso sí, de forma lenta y dejando un reguero de personas en grave riesgo de exclusión social. Parecía que llegaban los brotes verdes, pero de nuevo llegó el mazazo para las economías domésticas y las pymes. En apenas un mes el covid-19 reabrió heridas que parecían cicatrizadas y amenaza con llevarse por delante lo poco que quedó en pie de seis años de dura crisis.

Los datos de Cáritas Bergantiños son como para echarse a temblar y eso que solo han transcurrido 43 días desde la entrada del estado de alarma. A 31 de diciembre había unas 200 familias que precisaban algún tipo de ayuda humanitaria. Ahora son 260 -en total 700 personas beneficiarias-. De un plumazo, en sesenta hogares pasaron de tener ingresos a depender de concellos y entidades sociales y benefactoras con Cáritas: Son, como apuntó la educadora social Maite Prieto, «pequeños autónomos, en su mayoría vendedores ambulantes y empleados de la construcción que antes del coronavirus no estaban inscritos en las listas». Y lo peor, como apuntó Maite Prieto, es que esto no ha hecho más que comenzar. Se avecina, si nada lo cambia, una nueva tragedia social y económica.

«Nunca vira nada parecido a isto na miña vida»

José García Gondar, párroco de Carballo

«Lembro a crise da gripe asiática. Mandáronos para casa quince días e xa está. Pero isto é diferente, nunca vira nada parecido a isto na miña vida, creo que vai ser peor que a crise económica de 2008. Os datos que temos son preocupantes e o peor é que isto vai para largo», apuntó José García Gondar, párroco de Carballo. Pero lo peor de todo, a su juicio, quitando evidentemente los dramas familiares por la falta de ingresos, es que «unha familia non poida despedirse dun ser querido no cemiterio. Que só poidan ir tres, separados un dos outros metro e medio, con mascarillas, sen poder darse un abrazo, que non poidan asistir outros familiares directos… É moi duro e complicado de asumir, sobre todo ao tratarse dun espazo aberto. Falamos dun oficio relixioso ao aire libre non de velar a esa persoa no tanatorio», argumentó.

«Habrá que actualizar los datos de 15.000 kilos de alimentos»

Maite Prieto es educadora social en Cáritas Bergantiños

Maite Prieto es educadora social en Cáritas Bergantiños: «Desde el 13 de marzo se han realizado 480 intervenciones variadas, mayoritariamente telemáticas, intervenciones que se siguen realizando también en el despacho parroquial, lo que refleja un considerable aumento de solicitudes de alimentos en un período muy corto de tiempo. Los datos nos obligará a actualizar la cuantía de alimentos a solicitar, que en la actualidad ronda los 15.000 kilos en cada una de las tres tandas».

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