«Je suis charité»

por parroquiacarballo

Las comparaciones son odiosas. Pero a veces resulta obligado hacerlas; por justicia, para poner cada cosa en su sitio. Hoy hace una semana, cuatro monjas de la Congregación de las Misioneras de la Caridad, las de la Madre Teresa de Calcuta, fueron asesinadas en Yemen por fundamentalistas islámicos mientras servían el desayuno a los ancianos y personas con discapacidad con los que vivían. Los atacantes también secuestraron a un salesiano que se encontraba rezando en la capilla de la residencia cuando sucedió la masacre. Aún se desconoce cuál ha sido el destino de este sacerdote, el último que permanecía en Aden a pesar de que su parroquia había sido quemada y saqueada el pasado septiembre.

Cuando hace poco más de un año los terroristas islámicos asesinaron en París a 12 personas en el ataque a la revista Charlie Hebdo, enseguida miles de personas en todo el mundo salieron a la calle a gritar «je suis Charlie», y las redes sociales y los medios de comunicación se llenaron con este eslogan durante semanas. Ahora los muertos son 16, porque junto a las monjas murieron otras 12 personas. ¿Cuál ha sido nuestra reacción? Hay que reconocer que estas religiosas han sido víctimas no solo de sus atacantes, también de nuestro silencio. Con una enorme diferencia: ellas se limitaban a atender con esmero a los más pobres entre los pobres. Ni odio, ni indiferencia, ni silencio.

José Ramón Amor Pan
Artículo Publicado en La Voz de Galicia

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