El mes de octubre nos introduce en el otoño, tiempo que convoca al recogimiento. Hemos vuelto a la vida ordinaria y comienza un nuevo curso lleno de proyectos y esperanzas.
Comienza este mes con la fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús, doctora de la Iglesia y patrona de las Misiones. Merece la pena conocer y dar a conocer esta santa, tan delicada, tan femenina, tan pura, que en los pocos años de su vida ha dado un testimonio rotundo de santidad, de entrega, de amor al Señor y de grandes deseos de que todos le conozcan, le amen y se salven. Es todo un encanto de mujer.
Este año, la campaña misionera del Domund lleva como lema .“Id e invitad a todos al banquete”, inspirándose en la parábola del banquete de bodas. La misión es un “ir” incansable para invitar al mundo entero al banquete de la fraternidad, de la Eucaristía, de la reunión final con el Señor; una invitación hecha con el estilo de Cristo -con ternura, caridad y cercanía-, que es quien nos envía y al cual anunciamos. Porque la salvación que Jesús ha venido a traernos es para “todos, todos, todos” y, en especial, para los últimos, los lejanos, los excluidos.
El mes de octubre es también el mes del Rosario. Es la oración de los sencillos y los pobres. Es la oración de los que no saben orar y adoptan este formulario como camino contemplativo de la vida de Jesús desde el corazón inmaculado de María. Es como la oración de Jesús tan frecuente en el oriente, contemplativa, repetitiva, que va elevando el alma a la unión con Dios en la sintonía de los corazones de Jesús y María. Hagamos un esfuerzo en este mes por vivir y propagar el Rosario.
Pueden rezarlo los niños, porque es muy fácil de aprender. En la clausura del catecismo hemos entregado a cada niño un rosario y una guía para rezarlo.Pueden rezarlo los jóvenes, que encuentran en esta oración un remanso de paz, de alegría, de encuentro con Cristo y de relación filial con nuestra Madre. Pueden rezarlo las familias, porque familia que reza unida permanece unida. Es un momento cálido y hogareño en torno a Jesús y María, que con san José forman la Sagrada Familia de Nazaret. Lo rezan, quizá más que nadie, las personas mayores, que recorren los años serenos de la ancianidad, desgranando las cuentas del Rosario.
Con el santo Rosario oremos por la paz del mundo, oremos por las necesidades de la Iglesia , oremos por las intenciones del Papa, oremos por nuestras necesidades personales y familiares.
Antes de la Misa siempre rezamos el Rosario en nuestra parroquia. También es una buena ayuda sintonizando con Radio María.