Respetar, venerar y amar a los abuelos

por parroquiacarballo

Hoy 26 de julio celebra la Iglesia la fiesta de San Joaquín y Santa Ana,  los abuelos de Jesús y patronos de todos los abuelos. Aunque en nuestra parroquia celebramos en Octubre la Semana de los abuelos (van ya 22 ediciones) , hoy es también un día propicio para mostrar a nuestros abuelos el cariño que le tenemos, y recordar a los nietos  el cuarto mandamiento de “honrarás a tu padres” cuando sean mayores.

San Joaquín y Santa Ana eran personas de profunda fe y confianza en Dios, y fueron los encargados de educar a su hija, María.

El Papa Francisco ha puesto de relieve que “los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”.

Es, por tanto, digno de ser resaltado el papel educativo de los abuelos en la familia, ya que son depositarios y, con frecuencia, testigos de los valores fundamentales de la vida.

Por eso, es tan importante tener en cuenta la identidad y la misión de los abuelos y mayores dentro del seno de la Iglesia. Son muchos los testimonios con los que nos encontramos de ancianos creyentes, conscientes de su vocación en la vida;

El Señor, en esta etapa de sus vidas, llama a los mayores a custodiar y transmitir la fe de nuestros niños y jóvenes. ¡Con cuánta gratitud los mira la Iglesia  por la excepcional labor que hacen en las actuales circunstancias de secularización, en la educación cristiana de nuestros niños y niñas!

Es digna también de destacar, con una especial gratitud, la vida de oración intercesora de nuestros ancianos. Muchos de ellos son una perfecta intercesión por las diferentes situaciones de este mundo herido. Me vienen a la mente todas esas personas que, rosario en mano, rezan por el bien de sus familias, por sus hijos y nietos  para que se abran camino.

Junto a los abuelos queridos, comprendidos y valorados por los suyos, existen otros que viven solos, olvidados. Como consecuencia de estos olvidos incomprensibles, muchos nietos no podrán ser nunca un don para sus abuelos ni podrán gozar de sus cuidados ni de sus mimos. Es más, no tendrán oportunidad de valorar su amor incondicional ni de escuchar sus sabios consejos.

Yo que me siento “abuelo de Carballo”, ya que estoy bautizando a los nietos de los que he bautizado, os encomiendo en la Eucaristía de la fiesta de Santa Ana hoy en la parroquia de Sísamo. Os hago llegar mi  cariño, y gratitud  a todos los mayores de esta bendita tierra de Bergantiños.

Con especial afecto,

José García Gondar

 

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