- Improvisaron una colecta de alimentos porque la organización benéfica estaba a punto de agotar existencias
Se le ocurrió a Gonzálo Álvarez Nogareda. Al tener conocimiento de que Cáritas de Carballo estaba a punto de agotar los alimentos, puso el aviso en uno de sus grupos de wasap de que dejaría su furgoneta con las puertas abiertas en la calle Luís Calvo para que, el que quisiese, depositase productos.
No solo tuvo que hacer un viaje hasta la sede de la organización benéfica de la parroquia. «Cuando venía de vuelta del primero, la cola de la gente daba la vuelta a la esquina del bar», cuenta. El establecimiento es La Bombera, de la que es gerente. Hubo gente, dice, que aportó nueve sacos de patatas y 60 docenas de huevos, como hizo María José Soto, de la cervecería Arboleda, de Coristanco. «Es una cosa de todos», afirma Gonzalo. Le llenaron el coche de pastas, aceite, leche y muchos otros productos, que es lo que necesitan en Cáritas para hacer frente a las necesidades de las familias que se ven atrapadas por la crisis del coronavirus.
Fuente: La Voz de Galicia