Dios quiso llamarme, por su gran amor y misericordia, al sacerdocio, un día como fue aquel – el 18 de diciembre de 1965– hace ya 56 años. Entonces contaba con 22 años de edad
Recuerdo como el Cardenal Quiroga Palacios, en la ordenación, allí en la Iglesia del Seminario de Belvís me dijo “José el Señor se ha fijado en ti y te ha elegido para ser sacerdote, para que sigas las huellas de Nuestro Señor, para que seas un reflejo del sumo sacerdocio de Cristo, único mediador entre los hombres y Dios, único maestro y único Pastor, el Buen Pastor que ha dado la vida por sus ovejas. Procura ser un buen pastor a imagen de Jesucristo”.
El Señor me ha conservado con salud y con fe perseverando, con mis miserias, intentando ser un buen pastor, un sacerdote fiel.
Por ello, en este día aniversario de mi ordenación presbiteral, doy gracias de forma especial al Señor en la Misa. Que maravilla haber celebrado tantas veces la Eucaristía. Intento hacerlo con fervor tal como me recuerda el cartel que tengo en la sacristía:” ”Sacerdote, celebra tu misa, como si fuera tu primera misa, como si fuera tu última misa, como si fuera tu única misa” .También hoy al bendecir las Capilla del Belén , que con motivo del Año de la Parroquia hemos instalado en la Iglesia, ofrezco como un pobre pastor la ofrenda agradecida del ministerio sacerdotal a lo largo de estos años .
Bendigo al Señor con el Salmo 88 “Cantaré eternamente tus misericordias y anunciaré siempre tu fidelidad” Y recuerdo la palabra que tantas veces he saboreado en mi corazón y ha levantado mi espíritu. Palabra que Pablo dirige a su discípulo Timoteo: “Reaviva en ti el carisma, la gracia de Dios que recibiste por la imposición de las manos del Obispo, el día de tu ordenación”. (2 Tim. 1,6)
Gracias también a todas y a cada una de las personas que desde niño y durante mis años de sacerdocio me han ayudado a permanecer en la fidelidad y en la labor pastoral.Un recuerdo especial para mis padres Manuel y Carmen,que me acompañaron, y que agradezco cada vez que voy al Camposanto. Rezo por ellos y por todos los difuntos para que , desde el cielo, cuiden de vosotros y de mí, su hijo sacerdote.
Os pido que , con la Oración de la Parroquia, que recéis por mi y por esta parroquia para que sigamos viviendo y transmitiendo la fe .Y como hacemos todos los jueves pidamos por las vocaciones sacerdotales
¡Gracias, Señor porque, a pesar de mis defectos, pecados y miserias,me has hecho vivir durante cinco décadas con gran alegría y enorme felicidad la gran aventura del Sacerdocio!
De verdad que puedo seguir decir “56 años de un cura feliz”. Y por ello repito es hermosa canción “Que detalle Señor has tenido conmigo: Cuando me llamaste, cuando me elegiste, Cuando me dijiste que Tú eras mi amigo…Te acercaste a mi puerta y pronunciaste mi nombre , Yo temblando te dije: “Aquí estoy Señor”….
Cada vez que voy a la Milagrosa, en cuyo regazo he puesto mi ministerio al llegar a Carballo, y ahora ante la imagen del mural , la miro , renuevo mi consagración y como Ella digo Magnificat “Proclama mi alma la grandeza del Señor”