Estamos viviendo los primeros días del Tiempo de Pascua, donde se nos recuerda que la vida del cristiano puede mirar siempre adelante con confianza: el final es feliz y es de Resurrección.
Este segundo Domingo de Pascua lleva el nombre de “Domingo de la Divina Misericordia”, fiesta instituida por San Juan Pablo II el año 2000, haciendo realidad una petición de Santa Faustina Kowalska. Precisamente el Señor lo llamó junto a Él en un domingo como éste, el 5 de abril de 2005.
Cuántas veces nos repite el Papa Francisco que “el nombre de Dios es Misericordia”. “Él es el amor, es la Misericordia que se comunica a nuestros corazones. Una fe que no es capaz de ser misericordiosa, no es fe: es idea, es ideología”. Un buen programa para este Tiempo de Pascua. Experimentemos en nuestra vida la Misericordia del Señor y seremos capaces de ser personas de paz y misericordia.
Este domingo está dedicado a la Misericordia divina, fuente de confianza y de esperanza, sintetizada en la invocación: que el Señor transmitió a santa Faustina. Recemos «JESÚS, EN TI CONFÍO», y la invocación del Rosario de la misericordia divina con toda confianza “por su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.
En el atrio parroquial tenemos la imagen de María “Mater Misericordiae” que bendijo nuestro Arzobispo el 23 de abril de 2017. Digámosle “Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia… vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”.
Al finalizar la misa de este domingo con los niños haremos la ofrenda floral y renovaremos nuestra confianza en Jesús, de la Divina Misericordia.