Los sueños se construyen juntos. Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar

por parroquiacarballo

Hoy es el Domingo   de   Pentecostés,   la   culminación   de   la Pascua. Durante estos siete domingos de Pascua hemos estado recordando y celebrando el gran triunfo   de   Cristo   por   su   Resurrección   y   su Ascensión a los cielos.Hoy   celebramos   la   fiesta   de   Pentecostés.   El   Espíritu   Santo   es   el   gran desconocido   para   muchos   cristianos.   El   Espíritu   que   resucitó   a   Jesús ,despierta y llena de vida ahora a la Iglesia, a la comunidad cristiana, y la empuja a  desarrollar  su misión: proclamar  la Resurrección   de Jesús   y su mensaje salvador en todas direcciones

En el evangelio, Jesús se presenta en medio de ellos, les da la paz y les dice: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Les envía pero antes les hace el regalo del Espíritu Santo. Y hoy sigue enviándonos a nosotros. No es fácil en medio de un mundo en pandemia. ¡Somos poco valientes…! ¡Danos tu creatividad! Transforma nuestras mentes tecnológicas y calculadoras con la energía renovable y renovadora de tu Espíritu. Lo decía el teólogo Urs Von Baltasar: “El Espíritu no quiere ser visto, sino ser en nuestros ojos la luz”.

Necesitamos del Espíritu Santo. Es la hora del Espíritu. Suplicamos que venga a nosotros,  que su fuego y su viento nos fortalezca, nos ilumine, nos lave y de calor, nos guíe,  nos llene de alegría y nos reconforte. .

Hoy celebramos la fiesta del Espíritu Santo, que nos impulsa a soñar que otro mundo es posible. «Los sueños se construyen juntos». Nos ponen en movimiento, ya que somos Pueblo de Dios en salida.

Celebramos el día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar.  Este año con el lema:  “Los sueños se construyen juntos”, inspirado en el Congreso de Laicos y la carta encíclica del Papa, Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social.

El laicado es, somos, la gran mayoría de la Iglesia. Caminamos juntos, nos tenemos en cuenta los unos a los otros, descartamos el individualismo y la competición entre nosotros. Descubrimos en la fraternidad el horizonte al que estamos llamados por Dios. renovemos nuestro ser laico, nuestro compromiso de ser cristianos en el mundo y miembros de la Iglesia, distintos pero en sintonía, llevando a Jesús a nuestros trabajos.

 

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