Queridos lectores de A Xanela,
Una frase atribuida a León Tolstoi que navega por las redes sociales dice: «Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo». ¡Gran paradoja! Frecuentemente nos quejamos por lo mal que está todo: el mundo, la sociedad, el país, las instituciones… la Iglesia. Y, sinceramente, a veces es cierto; pero la crítica la hacemos desde fuera, como si nosotros no perteneciéramos a esas realidades que tan mal funcionan y que tanto nos gustaría cambiar. La genialidad del novelista ruso consiste precisamente en hacernos ver que los hombres no somos ajenos a las realidades del mundo y que, si queremos que de verdad cambien, tenemos que empezar por cambiarnos a nosotros mismos, nuestro modo de pensar, de hablar, de actuar.
A ese cambio interior que nos afecta personalmente la tradición de la Iglesia le llama «conversión», que literalmente significa «darse la vuelta», darle a tu vida un giro de ciento ochenta grados y empezar a ver las cosas desde otra perspectiva. Hablamos de conversión religiosa cuando una persona se incorpora a una religión que antes no practicaba, pero esta definición resulta muy restringida e insuficiente. En la Biblia aparecen grandes testimonios de conversión, como el que protagoniza el apóstol san Pablo; en la historia de la Iglesia y del pensamiento cristiano grandes personajes, desde importantes teólogos como san Agustín de Hipona o el santo cardenal John Henry Newman, hasta pensadores y filósofos contemporáneos como Paul Claudel o Manuel García Morente, han experimentado momentos fuertes de conversión.
El tiempo de Cuaresma es una invitación de la Iglesia a todos los fieles cristianos a la penitencia y a la conversión, según aquella otra frase que resume la predicación de Jesús: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Y no por masoquismo, sino porque sabemos que no siempre vivimos a la altura de nuestra fe y que necesitamos volvernos de nuevo a Dios y al prójimo. ¿Los medios? La oración, como diálogo con Dios de corazón a corazón, el ayuno y la austeridad entendida como autenticidad y libertad, y la limosna-caridad con el que está a nuestro lado.
Publicamos en este número un artículo de Xosé Pumar titulado “Reflexións sobre a Semana Santa”, así como el programa de atención a alcohólicos anónimos 24 horas Coruña.
Recogemos también todos los avisos de la semana. Sigamos avanzando en el camino de preparación para la Pascua buscando tiempo para participar en la misa diaria, la oración personal ,la charla cuaresmal del miércoles ,la adoración al Santísimo, el Via Crucis… La Novena a San José también nos ayuda en esta semana a renovar nuestra fe…..
Feliz semana
José García Gondar