A las once de la noche del Sábado Santo, 19 de abril, la Parroquia de Carballo se llenó de luz y esperanza con la celebración de la Solemne Vigilia Pascual, presidida por el párroco José García Gondar. La Coral de Bergantiños acompañó con sus cantos una ceremonia cargada de simbolismo, que reunió a numerosos fieles para conmemorar la Resurrección del Señor, el acontecimiento central de la fe cristiana.
Durante la celebración se proclamaron diversas lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, que recorren la historia de la salvación, desde la creación del mundo hasta el triunfo de Cristo sobre la muerte. En palabras del tradicional canto del Exultet, se proclamó: “Verdaderamente dichosa esta noche, en la que el Señor resucita de la muerte y de la oscuridad de la tumba a la gloria de su vida eterna”.
“No hay lugar para la tristeza ni el pesimismo”
En su homilía, el párroco transmitió un mensaje de profunda alegría, esperanza y renovación: “¡Aleluya, aleluya, aleluya! Cantemos a Dios, cantemos sus victorias. ¡Feliz Pascua de Resurrección, hermanos! ¡Feliz paso del Señor!”
García Gondar recordó que el cirio pascual encendido al inicio de la Vigilia es símbolo de la luz de Cristo resucitado, que rompe las tinieblas del mundo: “Ese cirio precioso que acabamos de encender nos está recordando que el Señor ha resucitado y está vivo”. Subrayó también que, pese a las dificultades y al dolor, no debe haber lugar para la desesperanza: “El Señor venció a la muerte. Hoy es Pascua, el triunfo del Señor. No hay lugar para la tristeza, ni para las lágrimas, ni para el pesimismo. El Señor ha resucitado. ¡Alegría, paz, hermanos!”
Con especial ternura, dedicó las primeras felicitaciones de Pascua a la Virgen María, destacando su fe firme incluso en medio del dolor: “La primera felicitación es para María. La vemos en su piedad, con el cuerpo de su Hijo en el regazo, como lo vemos en nuestro cementerio. Pero ella esperaba con firmeza la resurrección. Por eso hoy le decimos: Reina del cielo, alégrate. Aleluya. Porque el que mereciste llevar en tu seno ha resucitado, según lo había dicho. Aleluya”.
“El mayor regalo que podemos dar a los hijos es la fe”
García Gondar también hizo referencia al valor de los sacramentos como fuente de gracia y vida nueva. Anunció la celebración de nuevos bautismos durante el tiempo pascual, y recordó que “todas las familias, respetando siempre las decisiones personales, comprendan que el mayor regalo que podemos dar a los hijos, junto con la vida, es la fe”.
El párroco destacó que la Pascua no es un simple recuerdo, sino una invitación a vivir transformados: “Comenzamos esta celebración en la oscuridad. Ahora vamos a llevar esa vela encendida a nuestras casas, a nuestras familias, a la sociedad, para que seamos portadores de luz”. Y añadió: “Vamos a bendecir el agua que llevaréis a vuestras casas, no como algo mágico, sino como signo de la bendición del Señor y del compromiso de renovar nuestra vida cristiana”.
50 Pascuas de historia en la parroquia
El párroco recordó que esta Pascua tiene un significado especial, ya que se cumplen 50 años desde la construcción del templo parroquial. Y evocó con nostalgia los primeros años de la parroquia, cuando aún se celebraban las Pascuas en condiciones humildes: “Gracias por cada vela encendida, cada canto, cada aleluya entonado, por cada corazón encendido con la esperanza de la resurrección”.
“Construyamos juntos el templo espiritual”
Finalmente, García Gondar hizo una llamada a los feligreses a no quedarse en la celebración, sino a construir, unidos, el templo espiritual que Cristo nos pide: “Esta Pascua debe ser también una llamada a nuestras vidas cristianas. Así como otros, junto a nosotros, ayudaron a construir este templo de piedra, nosotros estamos llamados a construir juntos, en unidad y comunión, el templo espiritual del amor y la fe”.
Concluyó con una invitación clara a llevar la luz del Resucitado a los más necesitados: “Id a Galilea, decían las mujeres a los apóstoles. Galilea no es solo un lugar, Galilea es nuestra familia, nuestros jóvenes, los enfermos, aquellos que han perdido las ganas de vivir, quienes han olvidado la fe. Vayamos a Galilea, llevemos la luz, llevemos el agua del consuelo, llevemos la paz que tanto necesitamos”.
Durante la Liturgia Bautismal, el párroco bendijo el agua y los fieles renovaron sus promesas bautismales.