Carta de mons. Julián Barrio en comunión con el Papa

por parroquiacarballo

Queridos diocesanos: El Papa hace unos días publicaba una carta dirigida al Pueblo de Dios en relación “con el sufrimiento vivido por muchos menores a causa de abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas… Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables”.
Lectura de la carta del Papa
Os animo en primer lugar a leer la carta del Papa que con dolor, sencillez, humildad y realismo nos hace partícipes de una situación tan dolorosa por la que está pasando la Iglesia en estos momentos.
Así subraya: “Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas. Hemos descuidado y abandonado a los pequeños”.
No basta con conocer lo acontecido. “Hoy nos vemos desafiados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu. Si en el pasado la omisión pudo convertirse en una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierta en nuestro modo de hacer la historia presente y futura, en un ámbito donde los conflictos, las tensiones y especialmente las víctimas de todo tipo de abuso puedan encontrar una mano tendida que las proteja y rescate de su dolor”.
Exigencias de la solidaridad
Tal solidaridad nos exige, a su vez, denunciar todo aquello que ponga en peligro la integridad de cualquier persona, niños o adultos, manteniendo siempre una tolerancia cero al respecto y aprendiendo a mirar donde el Señor mira para estar donde el Señor quiere que estemos.
“Para esto ayudará la oración y la penitencia. Invito, escribe el Papa, a todo el santo Pueblo fiel de Dios al ejercicio penitencial de la oración y el ayuno siguiendo el mandato del Señor, que despierte nuestra conciencia, nuestra solidaridad y compromiso con una cultura del cuidado y el ‘nunca más’ a todo tipo y forma de abuso… La penitencia y la oración nos ayudarán a sensibilizar nuestros ojos y nuestro corazón ante el sufrimiento ajeno y a vencer el afán de dominio y posesión que muchas veces se vuelve raíz de estos males. Un ayuno que nos sacuda y nos lleve a comprometernos desde la verdad y la caridad con todos los hombres de buena voluntad y con la sociedad en general para luchar contra cualquier tipo de abuso sexual, de poder y de conciencia”.
Compromiso diocesano
Como le dijimos al papa emérito Benedicto XVI, cuando nos visitó, hoy le decimos al papa Francisco que cuando salga a faenar por los mares del mundo en la gran barca de Pedro, con la valentía evangélica con que lo está haciendo, recuerde que otra pequeña barca estará muy cerca: la de Santiago el Mayor, atenta a cualquier señal que la de Pedro pueda hacernos para ayudarle, como nos dice el relato evangélico.Os saluda con afecto y bendice en el Señor,
+ Julián Barrio Barrio,
 

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