(Campo da Feira)
Tus ojos miran rebosantes de amor,
brazos abiertos, cálidos, radiantes;
los abres, oh Madre, llena de candor
quieres acogerme cuanto antes.
El mar te cubrió de intenso azul
tu sien ceñida va con bordado tul,
el Sol croma de oro la túnica
que para ti, Madre, mujer única
eligió Cristo, con las doce estrellas
que Dios dispuso para ti más bellas;
mira, Señora, a este hijo vacilante
anímale, viejo voy, siga adelante.
Inclinada está la buena Madre
hacia el hijo arrepentido pecador,
pronto ya, llévame María al Padre
quiero allí abrazarte con fervor
Descarriado, huido, anduve,
cerré, desdichado, ojos y oídos,
ay, el cariño de tu voz no tuve
ni de tu corazón oí los latidos.
Tú serás mi estrella, guía rutilante,
eres, María, mi Reina y Señora
haz que, aún dolorido me levante
tu rostro, tu mirada, me enamora