Amadísima cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores; Devotos todos:
Propio de la condición humana es ser limitados, y ello supone carencia, sufrimiento, dolor.
La mayor carencia y el mayor dolor que padece la humanidad es el mal uso de su libertad. Ello origina el pecado. Transgredir la ley de Dios exige arrepentimiento, pedir perdón.
Cristo y su Madre María (también Madre nuestra) nos acompañan en el dolor para darle sentido redentor.
Nuestras penas y sufrimientos, unidos a los de Cristo y María, potencian, enaltecen su valor redentor.
Cristo es en todo “semejante a nosotros menos en el pecado” en razón de su condición divina.
María, por gracia, por el privilegio de ser Madre de Dios y Madre nuestra, también está exenta de pecado, pero no del dolor, precisamente por ser Madre amorosa que participa de las penalidades de sus hijos.
La humanidad es un Cristo doloroso, que llora y sufre por muchas razones.
Hoy, un Cristo doloroso es Ucrania, martirizada, destruida. Sus habitantes se ven obligados a refugiarse en países extranjeros. Dejan sus casas, sus recuerdos, sus escuelas y hospitales y van allá donde los acojan. Son hijos de la Madre Dolorosa, son hermanos nuestros.
La Virgen de los Dolores nos pide ser paño de lágrimas para todo dolor que veamos a nuestro alrededor. De múltiples formas y maneras podemos ayudar, consolar. Esto es ser un hijo fiel que obedece a cuanto pide el corazón de esta buena Madre que es Nuestra Señora, quien, siempre al lado de la Cruz de Cristo, hoy quiere estar con cuantos, de una manera u otra, son partícipes de la Cruz del Señor.