Iba alegre a María
llevaba flores a porfía
yo era un niño aldeano
de mi tierra paisano.
María es una estrella
del cielo la más bella,
se lo decía silabeando
o a toda voz cantando.
En cada aurora
al despertar el día
saludaba a la Señora
rezando Ave María.
Cantaba como un ruiseñor
acompañado de serafines
ponía en ello mi amor
aplaudían querubines.
Ofrecía olorosas flores
a María por sus favores
eran rosas campestres
no de jardín, silvestres
Con el verso rimado
de María besaba el manto
y con el canto alzado
a veces, con secreto llanto.
María, de Jesús es madre
su Hijo murió en la Cruz
será Él mi vida y mi luz
tendré a Dios por Padre.
Era todo en nuestra iglesia
que, cual blanca paloma
se asienta en la loma
del viejo castro dubrés
Rodeada de verdor
en la primavera
tras del verano el calor
es de colores acuarela
En su fuente bautismal
Recibí don inmortal
Que guía mi soledad
Hasta la eternidad.