Devotos carballeses:
Cuando llegamos al Viernes Santo y celebramos esta tradicional manifestación de Fe, la naturaleza presiente la primavera que ya asoma en nuestros jardines y arboledas. Despuntan las flores, crecen los días, temperaturas gratas… Todo nos llevaría al optimismo. Pero la realidad es muy otra:
Con la guerra en Ucrania tenemos ciudades arrasadas, familias dispersas y refugiadas, niños huérfanos, muerte por doquier.
Además, inmigrantes en frágiles embarcaciones, peligro de una guerra atómica.
Todo esto es la Pasión de Cristo en nuestros días, el mal nos amenaza sin control. Por lo mismo se reproduce una situación semejante a la que María sufrió en el Calvario cuando, junto a la Cruz, acompañaba a su Hijo que entregaba su vida para merecer el perdón de los pecados de la humanidad.
Se cumplió así lo anunciado por el profeta Simeón a María cuando presentaba al Niño Jesús en el templo de Jerusalem: “A ti, María, una espada atravesará tu alma” (Juan II, 53)
Pero María Santísima fue la primera creyente en la condición divina de su Hijo y, antes que nadie, experimentó el gozo de la Resurrección.
Igualmente hoy, con María proclamamos la victoria del bien y en ello pondremos nuestra esperanza.
Como enseña San Pablo: “Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia de Dios” (Rom. V, 15)
Nos unimos a la plegaria y dolor de Nuestra Señora. Pedimos su gracia para defender la paz, la vida humana desde su inicio hasta el final. Queremos una sociedad que respete la Fe, los derechos humanos y las familias.
Pedimos, en fin, a Nuestra Señora de los Dolores que Carballo mantenga su amor hacia ella y esto nos lleve a preocuparnos de todos nuestros hermanos. Que así sea