O Botafumeiro

por parroquiacarballo

D. José da Viña Trasmonte foi profesor de Sagrada Teoloxía no Seminario. Seguidor de Amor Ruibal tivo un discurso de apertura de curso sobre este gran sabio galego. Ademais o Sr. da Viña era poeta en castelán. A mediados do século XX compuxo este poema adicado ó Botafumeiro. Describe perfecta-mente a operación de lanzamento, voo e recollida do monumental incensario. Cremos que tan fermosa composición debe figurar na antoloxía da poesía cas-telá.

Velaquí:

Un confuso rumor surge al punto
de las gentes que llenan el templo;
y agitándose todos
como mar revuelto;
las miradas convergen ansiosas
de la nave al centro,
donde pende de recia maroma
el Botafumeiro.
Cual atleta dispuesto al combate
que altivo soberbio,
la mirada pasea altanera
del estadio plantado en el medio;
el gran incensario
oscila un momento
con pausados y breves balances,
circundado de nubes de incienso;
en tanto que avanza
magnífico, lento,
-todo llamas y sedas y oros-
el solemne y sagrado cortejo,
al compás de la grave salmodia,
al clamor melodioso y ascético
de las chirimías
que suspiros semejan y rezos,
a un tiempo salidos
de contritos pechos.
La procesión sigue,
su monótono, lento serpeo,
por bajo las naves
del grandioso templo;
y a medida que avanza pousada,
el Botafumeiro
ondula en creciente
y creciente y audaz balanceo
y vertiginoso
al espacio se lanza resuelto.
Cruza raudo, soberbio, humeante,
el amplio crucero;
y la altura remonta, y de pronto,
desciende ligero;
y pasa zumbando,
llameante su entraña de fuego,
y de nuevo la altura remonta,
y baja de nuevo
larga estela en pos suyo dejando
de oloroso incienso;
en pos suyo arrastrando de todos
los ojos atentos.
Compostela, ciudad predilecta
del Hijo del Trueno,
en ti, grande, famoso incensario,
el símbolo veo
de glorias pasadas
de tu nombre excelso!
Que ha cruzado de Oriente a Po-niente,
que ha subido hasta lo alto del cielo,
no tras sí dejando
reguero sangriento
cual deja la fama
de bélicos pueblos.
Tu recuerdo ha dejado, acá abajo,
estela de incienso
de oraciones que han ido exhalando
tus innúmeros santos romeros;
y una estela de estrellas arriba,
en el firmamento,
cuya ruta de luz han seguido
millaradas de ojos atentos,
como hoy siguen el curso ondulante
del Botafumeiro

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