Nació el año 1.581. Ordenado sacerdote fue párroco en París. Consiguió la colaboración de muchas personas devotas en el servicio de la feligresía. Así nacieron las Voluntarias de la Caridad.
Pero S. Vicente quería instituir algo de mayor compromiso. En esto le ayudó la V. de la Caridad, que luego fue santa, Luisa de Marillac. Ambos fundaron las Hijas de la Caridad. Algo totalmente nuevo en la historia de las órdenes religiosas en la Iglesia Católica.
Hubo, y hay en la Iglesia estados llamados de perfección cristiana con votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia. Alguno incluso con voto de obediencia al Papa. Así hubo eremitas, anacoretas, monjes, frailes, compañías… Pues bien, la fundación de las Hijas de la Caridad que S. Vicente creó es algo distinto. Tienen las Hijas de la Caridad los tres votos, pero su vida religiosa no es ni en un monasterio, ni convento. Su lugar es vivir los tres votos en medio del mundo a evangelizar. Serán votos temporales a renovar cada año para así vivir, revivir con más intensidad la entrega inicial al ingresar en el colectivo Hijas de la Caridad.
- Vicente dejó muy clara su intención y marcó gráficamente la diferencia entre lo que había hasta entonces y lo novedoso de las Hijas de la Caridad. He aquí sus palabras:
“La Hija de la Caridad, sierva de los pobres, tendrá:
Por monasterio, las casas de los enfermos.
Por capilla, la iglesia de la parroquia.
Por claustro, las calles de la ciudad y las salas de los hospitales.
Por rejas, el temor de Dios.
Por velo, la santa modestia.
Procurarán una vida cristiana consagrada a la unión con Dios para servir
a los pobres y con ellos, testigos de su amor, en medio del mundo”
Fieles a la vocación, las Hijas de la Caridad están presentes en muchos campos de la evangelización: los pobres, la infancia desvalida, los enfermos,… en las Misiones, Cocinas Económicas, escuelas, y donde quiera que surja una necesidad.
Desde Francia, llegaron a España hace unos 230 años, y en Carballo fueron acogidas hará unos 70 años.
Luego, correspondiendo al bien que entre nosotros ejercieron las Hijas de la Caridad, recibieron ayudas que todos conocen hasta establecerse en forma definitiva.
Carballo, todo Bergantiños, debe sentirse muy beneficiado, y así obligado, para con las Hijas de la Caridad.