De nuevo, San Juan Bautista

por parroquiacarballo

Desde el principio tenía allí su sitio. Ahora vino a ocuparlo. Muchas de nuestras iglesias tienen en su fachada una imagen del patrón o algo que hace referencia al mismo. En Carballo podremos venerar una imagen de San Juan Bautista sobre blanco espacio de la fachada de la iglesia parroquial. El santo acoge y, como es su función, nos previene: “He ahí el Cordero de Dios” (Juan 1,35). Con esta reflexión en la mente accedemos al templo.

Si entramos un jueves para la adoración al Santísimo, la monición del Patrón cobra su mejor sentido. Si encontramos expuesta la Sagrada Forma en brazos de María, tal como se dispone en el nuevo ostensorio de la parroquia, se produce un cruce de presencias como cuando María, llevando en su seno a Cristo fue visitar a Isabel, la madre de Juan Bautista (Lucas I, 39).

Echando un vistazo al atrio, tal como queda conformado ahora, tenemos la Misericordia de Dios en la pintura mural del Hijo Pródigo. María Madre, con su Ave María, en un recóndito y devoto lugar. El veterano cruceiro, testigo de tantas transformaciones habidas. Finalmente, San Juan en lugar preferente por su condición de Patrón.

Allí recibe él, en los días de dolor, a los feligreses que por última vez visitan la iglesia parroquial y los despide cuando salen camino del Camposanto, donde los recibirá María al pie de la Cruz, (la Pietá) en valiosa escultura pétrea.

De los bautizados en Carballo, Juan se proclama protector de los mismos todos los días de su vida.

En simetría con San Juan, un reloj. Él no tenía más reloj que el Sol y las sombras de los árboles; el canto de los pájaros y las fases de la Luna. Para él, todo era naturaleza. Valor que, tal vez, los humanos de hoy hemos perdido.

Por ello, vislumbramos que al santo le agrada el frondoso cedro y árboles que le acompañan en el atrio. Que, por cierto, en Navidades aparecen engalanadas como si los ángeles quisieran embellecer este mundo nuestro.

 

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