Aconteció hace ya 40 años. Aquel papa, el primero que vino a España, estuvo presente en todas las autonomías. Justamente, el 9-XI-82 fue recibido en Santiago. El arzobispo monseñor Suquía pronunció en Lavacolla un discurso de bienvenida en el que glosaba la celebración litúrgica del día (Dedicación de la Basílica de Letrán, la catedral de la diócesis de Roma), manifestando la armonía de la sede compostelana con la romana.
De tal gloriosa fecha, poca memoria se hizo, a mi juicio. Pero un artículo de monseñor Barrio, que puede verse en la página web del arzobispado, nos hizo presente la enseñanza del papa en la catedral de Santiago. Fue un discurso llamando a Europa para revivir sus raíces cristianas.
El arzobispo Barrio, una vez más, pone de manifiesto sus saberes. Se mueve con autoridad por la cultura europea. No resistimos la tentación de resumir algunas ideas de aquel texto. Helas aquí:
Integran el alma de Europa justicia y libertad, amor a la familia, buscando un diálogo entre fe y razón que supere la dinámica del fundamentalismo y proselitismo.
Importante cita de Thomas S. Eliot: “Todo nuestro pensamiento europeo adquiere significación por los antecedentes cristianos. Un europeo puede no creer en la verdad de la fe cristiana, pero todo lo que dice, cree y hace, surge de la herencia cultural cristiana y solamente adquiere significación en relación con esta herencia… La cultura europea no podrá sobrevivir la desaparición completa de la fe cristiana. Si el cristianismo desapareciese, toda nuestra cultura desaparecería con él”
En opinión de algunos pensadores, Europa es una herencia, un proyecto, una conciencia.
La peregrinación a la tumba del Apóstol Santiago el Mayor y el Camino de Santiago han recogido con hondura el sentir religioso popular de la Europa cristiana.
La iglesia compostelana, como dijo S. Juan Pablo II, “quiere seguir siendo compañera de viaje para la humanidad”·
La esperanza de hoy reflejará el futuro del mañana en la nueva Europa del espíritu.